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Fake news en la Ciencia.

Patricia Illoldi Rangel.

El fenómeno de las noticias falsas o fake news no es ajeno a ninguna área del conocimiento.


La necesidad de difundir la información científica ha provocado la aparición de sitios online, blogs o revistas con contenido de dudosa o definitivamente sin validez científica alguna, en los cuales los alumnos es muy fácil que busquen información. Las notas van desde la supuesta confirmación que la Tierra es plana (https://www.youtube.com/watch?v=JO-ndBqZORk), hasta las personas pertenecientes al movimiento antivacunas (https://www.youtube.com/watch?v=GzvfpyyZO9o) o negar el cambio climático (https://www.youtube.com/watch?v=cjuGCJJUGsg). Como se puede ver al consultar los links anteriores, existen formas distintas de considerar esas notas contra la ciencia o fake news anti-ciencia. Lo que se tiene en común en todos estos intentos de fake news es que aunque sean invalidadas por la ciencia, son dadas por buenas por una buena parte del público. En un estudio realizado en 2017 en Francia (RFI en español; ver links al final del texto) se encontró que para los franceses “el Estado francés oculta cosas sobre los atentados de 2015, que el hombre no pisó la Luna, que el gobierno esconde la nocividad de las vacunas, entre otras más, estas son algunas de las teorías conspirativas a las que suscriben una gran cantidad de franceses”. Aunque en general se conocen las creencias de las teorías de conspiración en las que cree el público de los Estados Unidos, con este estudio se encontró que el terreno fértil para creer que los gobiernos o personas en el poder manejan la información a su antojo y que por lo tanto las fake news son responsabilidad de ellos abarca muchas otras latitudes. Estas condiciones son explotadas por grupos con diferentes objetivos, como aquellos que se encuentran en contra de las medidas para mitigar los efectos del cambio climático y que en realidad tienen intereses económicos para no hacerlo. Pero en el fondo se pueden encontrar también intereses ideológicos o hasta en algunos casos religiosos. El movimiento “Tierraplanista” en Estados Unidos organiza sus propios congresos seudocientíficos (http://fe2018.com/) y su propuesta es convocar cada vez más adeptos, que por supuesto aportan una cuota por pertenecer al mismo. En caso de necesidad se pueden abordar el crucero para llegar al fin del mundo (https://elpais.com/internacional/2019/01/12/mundo_global/1547307121_632570.html). Aunque algunas de estas propuestas pueda provocar risas entre algunos de nosotros, lo cierto que las fake news en el terreno científico provocan dudas en el público en general y con la Web inundada de este tipo de datos, es complicado poder discernir, que es justo la intención, qué es verdad o mentira. Y es aquí, justamente, donde el papel del docente adquiere una relevancia fundamental. Cada vez que solicitamos un trabajo de investigación, sobre todo a nivel preparatoria, estamos asumiendo que los alumnos ya saben investigar, que manejan buscadores y que son capaces de discernir la información que se están encontrando. Nada más alejado de la realidad. Nuestros alumnos todavía requieren una supervisión en relación al tipo de sitios que están investigando. Si bien ya cada vez más los docentes y los alumnos mismos solicitamos que las investigaciones se realicen buscando en dos o más sitios diferentes y que contrasten la información, que se busque que tenga autor y fecha, y que sea de dominios oficiales (.edu, . org), hay muchos otros sitios que es necesario orientar a los alumnos a entender el tipo de información que se está mostrando. Aunado a esta ayuda en la búsqueda de información, es fundamental fomentar en nuestros alumnos el pensamiento crítico, de tal manera que a partir de lo que se esté estudiando, ellos sean capaces de empezar a discernir y cuestionar la información que se está presentando en los sitios de internet. En ellos será en donde podamos fomentar la crítica a las fake news, el cuestionar la veracidad de lo que están leyendo y sobre todo, ellos serán los que transmitirán esa información de una manera adecuada. Queda entonces la tarea para los docentes el, construir o aprovechar los espacios existentes para poder paliar algunos de los dañinos efectos de las fake news, y sobre todo, evitar que los alumnos sean los que sigan transmitiendo este tipo de información.. Sitios con la información sobre el estudio de opinión realizado en Francia: http://es.rfi.fr/francia/20180108-ocho-de-cada-10-franceses-creen-al-menos-en-una-teoria-conspirativa http://www.conspiracywatch.info/une-grande-enquete-sur-le-complotisme-dans-lopinion-publique-francaise-revele-une-realite-alarmante.html

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