La primera recomendación que haría es: demostrar interés por lo que vamos a preguntar y escuchar. Es bien sabido que los adolescentes viven en otro mundo y en la mayoría de las ocasiones sus comentarios o temas son incomprensibles para el adulto promedio, es por esta razón que es la tarea número uno: comprender la época actual y ponerse en los zapatos del hijo-adolescente.
La escuela. Si le pregunta ¿cómo te fue? o ¿qué hiciste? Prepárense para: “igual” o “lo mismo”. Sabemos que no es cierto. Involucrarse en los temas y tareas que están viendo en la escuela, brindarán más información, así nuestra pregunta estará dirigida a un asunto particular: ¿cuántos problemas vienen en tu laboratorio de mate? ¿qué te dijo la maestra sobre tu exposición de historia?.
Intereses. A la mayoría de los jóvenes les interesan los deportes, la música, libros, etc. Se recomienda invertir algunas horas de nuestro día a conocer a los cantantes de moda o a leer las reseñas de algunos libros, esto nos dará temas para hablar con los chicos.
Emociones. Ellos, aunque no pareciera, se preocupan, y mucho. Están preocupados por sus amigos, por sus padres, por la popularidad, la sexualidad, la imagen, las calificaciones, el futuro… Esto para los adultos es un campo minado, ya que nunca sabemos qué tan importante es para un adolescente tal o cual tema. La solución: preguntemos ¿y esto que tanto te preocupa?, ¿qué tan importante es para tí? Al conocer el grado de importancia, podemos decidir como enfrentarlo.
Familia. A los adolescentes les gusta saberse parte de su familia, ser tomado en cuenta, que le pregunten, en fin, hacerlo partícipe de lo que ocurre con la familia. Si la madrina está enferma querrá saber qué sucede y lo que se espera.
Sucesos actuales. Se vive en un mundo lleno de información, donde a los niños se les expone desde muy pequeños a todo tipo de cosas. No olvidemos que los medios que su hijo escoge le pueden abrir una ventana a su mundo. Por ejemplo pueden ver una película juntos y comentarla.
Las formas. Hay miles y miles de temas que se pueden abordar sobre este tema, sin embargo la forma con que las abordemos harán la diferencia. Un niño desde los 8 años sabe diferenciar si la voz del adulto tiene un matiz de enojo, sobresalto o interés, el auto control que ejerzamos en nosotros mismos nos brindará la oportunidad de comunicarnos, la amabilidad va de la mano con el respeto, para el adolescente la manera en que se dicen las cosas es casi tan importante como lo que le vayan a decir.
Comunicarse con respeto también requiere evitar ser condescendientes con los jóvenes. Ellos están en un proceso de adquisición de la conciencia social y conocimiento del mundo y sus acontecimientos. Sin embargo ellos valoran cuando se les da oportunidad de expresar su manera de pensar y se les respeta su opinión. Recordemos que ellos también tienen una voz sobre lo que sucede a su alrededor. Si los censuramos todo el tiempo dudarán de lo que ellos piensan volviéndoles inseguros y dependientes. Aprovechemos estas oportunidades para escuchar qué hay en su cabeza. Habrá un momento donde ellos tendrán que tomar sus decisiones y como todos, esperamos que sean la más acertadas.