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Formando ciudadanos del mundo.


Patricia Illoldi Rangel

El interés actual de la educación se ha centrado en alcanzar una formación integral de los estudiantes que involucra valores, actitudes, aptitudes y conocimientos para que alcancen su máximo desempeño como seres humanos. Sin embargo, en lo que llevamos del siglo XXI, se ha sumado un elemento para establecer un vínculo más sólido con el mundo y las cuestiones globales: el formar ciudadanos del mundo. Así, al considerar este elemento dentro de la formación integral de los niños y jóvenes se busca que sean conscientes de ellos mismos y de la unión como seres humanos para responsabilizarse de sus actos y contribuir a la construcción de un mundo pero, bajo este pensamiento está la pregunta de ¿cómo formar ciudadanos del mundo desde nuestras aulas para promover una conciencia internacional?

De manera tradicional, los colegios tienen un primer acercamiento al buscar establecer una educación internacional que tiene como características implementar programas de intercambios, el estudio de diversas lenguas extranjeras o ampliar la matrícula con estudiantes de diferentes nacionalidades. Pero por fuerte que parezca, estas acciones en esencia no forman a un ciudadano del mundo, ayudan, sí; pero este perfil va más allá si lo que realmente se busca es que los alumnos sean conscientes de sí mismo y de su entorno para ser partícipes atendiendo a las problemáticas que los rodean. Por tal motivo, para lograrlo se pueden implementar las siguientes recomendaciones en la práctica docente.

Boyd Roberts estableció la idea central de volverse global sin ir a ningún lado (“Going global without going anywhere”) rompiendo con la idea tradicional y absurda de que para ser internacional es necesario viajar. De tal manera, la primera recomendación desde las trincheras docentes para formar ciudadanos del mundo es: abordar en nuestras clases cuestiones globales relevantes con los alumnos haciendo hincapié en como éstas afectan a todos. Sin embargo, hay que tener clara la diferencia entre los términos internacional y global: el primero haciendo referencia a las naciones y la relación entre ellas; mientras que el segundo habla de todo el planeta en su totalidad. Así, con esto en mente, se pueden incorporar exploraciones globales desde los tres currículos (escrito, enseñado y evaluado) para abordar diversas perspectivas y problemáticas que enfrenta el planeta para crear soluciones que hagan evidente el máximo desempeño del compromiso global de los estudiantes.

Una segunda recomendación, es el trabajo sobre las Tres E’s: Ecologismo, Ética y Eficacia en los estudiantes. Tras la incorporación de contextos globales en el currículo de las diferentes asignaturas, es que se presenta la oportunidad de enriquecer la formación integral con el desarrollo de nuevas capacidades que lleven a los alumnos a sobresalir de los demás. Capacidades que los hagan responsabilizarse de las demás personas, de otras especies, de otros entornos (Ecologismo); de poder emitir juicios sólidos y éticos para actuar éticamente (Ética) y ser capaz de actuar eficazmente (Eficacia). De tal manera, el perfil del estudiante se consolidada y los estudiantes egresan con mayores elementos para enfrentarse a los nuevos retos que les plantea el mundo.

Por otro lado, en la formación de un ciudadano del mundo, se suma la reflexión entorno al entendimiento intercultural desde las diversas asignaturas. Un reto interesante; ya que se promueve que desde las Matemáticas hasta Educación Física, pasando por las demás áreas, se trabaje en los estudiantes en el reconocimiento de la perspectiva propia y la de los otros. Estos lentes de entendimiento intercultural permitirán ver las temáticas de una manera más abierta y no aislada, abrir las posibilidades de que los alumnos desarrollen la empatía para reconocer y apreciar la diversidad de creencias y valores que existen. Además, a través del entendimiento intercultural se da un alto valor al patrimonio cultural del mundo y se espera que los alumnos desde su entorno educativo (aula, colegio, casa) puedan explorarlo a través de lecturas, videos, entre otros recursos para verse como parte de un todo interconectado y fortalecer el compromiso global.

Como idea final, no hay que olvidar que todo debe desembocar en la acción, en el aprender haciendo. Por tal motivo, a pesar de que se puedan abordar contextos globales, que se trabajen las Tres E’s o se reflexione sobre el entendimiento intercultural; sino no se promueve una acción el desarrollo del perfil estaría incompleto. Por tal motivo, Roberts, y la estrategia del aprendizaje servicio, nos dejan las últimas consideraciones (tres niveles de trabajo) para convertir a los estudiantes en verdaderos ciudadanos del mundo: (N1) hacerlos conscientes de lo que sucede a su alrededor para que a través de la adquisición de conocimientos y la comprensión de las situaciones globales puedan sentir una (N2) preocupación genuina desarrollando nuevas habilidades y capacidades para (N3) llevar a cabo la creación de soluciones innovadoras que promuevan una cultura de paz y resolución de conflictos dejando evidente el compromiso global y ser ejemplo para todas las personas del mundo.

Así, con la intención de enriquecer la formación de los estudiantes con la implementación de estas recomendaciones para formar ciudadanos del mundo, sin lugar a dudas como docentes, tenemos una gran labor. Sin embargo, no hay que olvidar la necesidad de abrir nuestros horizontes para que nosotros mismos exploremos este perfil y logremos transmitirlo de manera genuina y auténtica a nuestros alumnos. Sólo así, podremos seguirles dotando de herramientas útiles y necesarias para mantener nuestro planeta lo mejor posible para las generaciones presentes y futuras. Aceptemos el reto y seamos todos ciudadanos del mundo.


Formando ciudadanos del mundo. Jorge Perera González

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