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PANDEMIA PEDAGÓGICA

Emilio Torrez González.



Si el mundo en el que vivimos ha cambiado, ¿qué está pasando con el mundo en el que aprendemos?

Esto nos coge a todos con el pie cambiado, el mundo ha tenido que pararse de forma urgente, sin que nadie lo predijera y sin apenas estar preparados para algo así, y menos aún las “Escuelas del Mundo”.

Hablamos mucho estos últimos años de la importancia de ir cambiando e innovando los procesos de enseñanza, de inculcar en los estudiantes esas destrezas que le permitan ser protagonista del proceso, de su proceso, para que sean autónomos, corresponsables y tengan la capacidad de auto-guiarse desde la crítica o la creatividad, hablamos de personalizar los salones, de hacer protagonistas a los chicos,… pero no es más que un discurso romántico, que queda en el corazón de maestros soñadores, que con esperanza, esto cambie algún día, como por arte de magia.

Y de repente, el mundo sumergido en un pandemia, todo paralizado, todo el mundo “a casa”. Las escuelas deben cerrar, los maestros en sus hogares y los niños con sus familias ¿Y ahora?

Miles de escuelas en el mundo, paradas y sin una estrategia clara para salvar la situación. Una evidencia clara de que seguimos en un sistema estrictamente tradicional, excesivamente dependiente del maestro o profesor, fiscalizador y calificador de un comportamiento autómata por parte del menor, y que de repente, de la noche a la mañana se desmorona como un castillo de naipes, con el claro mensaje de lo mucho que nos estamos equivocando y lo urgente de implementar procesos de enseñanza-aprendizaje, muy diferentes a los que la escuela que heredamos siguen conservando.

No podemos ahora, en la urgencia del momento, “atiborrar” a los estudiantes a tareas, con miles de documentos pdf para que lean y trabajen, actividades o videos en la red que cada profesor va “pescando” y enviado a los niños, en una investigación urgente y con la intención de justificar su sueldo y trabajo, pretendiendo tener al chico ocupado. Así no, así no vale. Sin una estrategia, un sentido o un objetivo claro de aprendizaje, es una verdadera “chapuza”.

Pero no pasa nada, de los errores se aprende, y este debe ser un gran aprendizaje, porque llevamos mucho tiempo equivocándonos inconscientemente. ¿La culpa?, de nadie, pero al final, de todos.

No podemos pretender que estos días, los padres asuman, además el rol de profesor, no podemos llevar al hogar el desempeño de esos contenidos que se tenían que haber visto en la escuela, no podemos pretender que el ambiente de estudio y motivación de un chico, sea el mismo que en la escuela y con lo que está sucediendo. Así no.

Toca aprender mucho de todo esto. Toca ser valientes como educación y de una vez por todas, dar un golpe en la mesa y entender que ya hay cosas que no sirven, están caducas. Toca redirigir los recursos, apostar por la digitalización de la escuela, por la apuesta de sistema de enseñanza personalizados, que desarrollen destrezas y no que sigan entregando contenidos sin más. Estrategias para un mejor manejo de la información, digital, pero información.

Y esto es misión de nosotros, si, todos nosotros. Gobiernos, escuelas, familias,… para no seguir pensando el mundo que le vamos a dejar a nuestros hijos sino los hijos que le vamos a dejar al mundo, y esa es nuestra responsabilidad.

Ahora es nuestro turno. Tú turno.

D. Emilio Torres

Director Pedag. De Progrentis

para Europa y América

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