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Escuela en la contingencia.

Alma Velasco Rosas.

Pedagogía de la contingencia

El COVID19 ha obligado a toda la comunidad educativa a cuestionar nuestro lugar en la sociedad y labor diaria.

Mucho se discute en redes sobre las exageradas tareas, el mal uso de los chats de padres, aulas virtuales, etc. Y mas allá de la polémica, lo que debemos buscar es una respuesta para los millones de estudiantes en casa, los cuales esperan una guía por parte de los padres, docentes y autoridades educativas.

La respuesta a esta nueva pedagogía nos la ofrece precisamente los acuerdos y las puestas en común. Partamos de dos premisas simples: la primera, todos queremos lo mejor para los estudiantes y dos, la tecnología será una herramienta fundamental para lograr sobrellevar el aislamiento.

Lo primordial

Muchos especialistas han recalcado que ante cualquier desastre, la resiliencia es lo que mantendrá la sociedad a flote. Por ello lo fundamental será proveer a niños y jóvenes con alimentación, vivienda y salud… y aquí nos detendremos en resaltar la salud mental. Un ambiente seguro. No se trata de vivir en la fantasía, sino de que tengan, estabilidad. Un ambiente libre de violencia en casa, con actividades creativas y sencillas podrá contribuir a que nuestros niños encuentren salud emocional. Si bien padres y maestros estamos consternados con la situación, debemos transmitir tranquilidad y estabilidad a nuestras familias. ¿Cómo lo logramos? Con rutinas y horarios establecidos, con reglas y tareas sencillas para todos en casa y con comunicación abierta ante temas de actualidad.

El miedo

Ese sentimiento es aquel que hay que sortear. Si bien es imposible no sentirlo, debemos cerrar la puerta al terror. Tratando de abrir la mente a otros temas, otras realidades. Es un hecho que debemos mantenernos informados, el exceso de información puede congelarnos y crear caos. Busquemos momentos para informarnos y busquemos información real, alejada de fake news y amarillismo y adecuada a la edad de nuestros hijos. Dediquemos tiempo a hablar de nuestros sentimientos, agradecer lo que tenemos, buscar soluciones como familia, recordando que somos responsables de proteger a nuestros estudiantes.

Brainfood

Se ha hablado de la pertinencia de las actividades de home office y tareas o actividades remotas para los chicos en edad escolar: si son muchas, pocas o no adecuadas. Mas allá de planes de estudio o ciclos escolares, las cuales ante la circunstancia de salud pasan a segundo plano, lo que aportan estas actividades es mantener la mente alerta: los profesores pretenden que los chicos tengan “cosas que hacer”. Por lo tanto, estas actividades requieren preparación por parte de maestros, padres y un acuerdo tácito de que, repito, ambas partes queremos lo mejor para nuestros niños. Las tareas, proyectos, etc. Tienen como propósito mantenernos con expectativas más certeras cuando acabe la emergencia sanitaria. Es decir, que nuestros planes a largo plazo (terminar la primaria, un intercambio académico, entrar a la Universidad) siguen en pie.

El cerebro seguirá alimentándose, solucionando retos, siguiendo instrucciones, creando dibujo, ejercitándose con mecanizaciones, lecturas, etc. Imaginemos a estos mismos chicos sin nada que hacer y lo que esa incertidumbre generaría.

Por otro lado, los científicos han reiterado la importancia de la actividad física durante el encierro. Diariamente debemos realizar ejercicio con nuestros niños y sobre todo, adolescentes. Ser creativos en nuestros reducidos espacios también será un reto. Profesores, es primordial que incluyamos en nuestra planeación diaria retos físicos, emocionantes y divertidos para toda la familia.

El triangulo amoroso

Dejemos entonces de discutir por quien tiene la razón: si padres o maestros, y comencemos a trabajar en conjunto. Primeramente, las autoridades académicas debemos acercarnos a nuestras comunidades. Ayudar a nuestros profesores a diseñar actividades creativas, innovadoras que permitan a los estudiantes autonomía. Recordemos que muchos están solos mientras realizan estas actividades- y crecimiento intelectual, por medio de la emoción Dejemos a un lado las evaluaciones tradicionales y busquemos formas más creativas de evaluar los aprendizajes de nuestros alumnos y sobre todo, demos las herramientas a los profesores para acercarse las familias de forma remota, cercana y no punitiva. Capacitarnos sobre el uso de las nuevas tecnologías y el buen uso de las plataformas académicas es lo primero. Profesores, tenemos que comunicarnos con los chicos en su idioma, y con los padres con empatía, no lo olvidemos.

Como padres, dejemos de hablar mal de los docentes para tratar de comprenderlos y fijemos nuestras miradas en los aprendizajes que como familias tendremos en estas semanas o meses de encierro: aprender a cocinar, lavar, limpiar y todos los días dejar un espacio a actividades divertidas (bailar, juegos de mesa o video) para conocer mejor a nuestros chicos. Con 15 minutos diarios, podremos lograrlo. Para los padres que están trabajando desde casa, y no tienen que trasladarse, es el momento para disfrutarlo con nuestros hijos.

Aprendizaje compartido

Así como es un buen momento para dedicarle tiempo a aquello que hemos postergado (por ejemplo, limpiar la casa a fondo o aprender a tocar un instrumento), podremos aprenderlo con nuestros hijos, y permitir que ellos nos enseñen, por ejemplo, a usar mejor la Tablet. De la misma forma, ellos podrán entender más de lo que hacemos en el trabajo y la casa. Podremos aprender juntos.

Para este aprendizaje compartido, debemos tener horarios y propósitos claros que interesen a todos los miembros de la familia. Para los profesores, es una buena oportunidad para aprender de nuestros compañeros: el intercambio de estrategias, los chats o blogs de discusión o grupos de whatsapp de docentes, como espacios de crecimiento y porqué no, de humor. Mantener un horario de trabajo similar al escolar para estar atento a las dudas y comentarios de nuestros alumnos es primordial. Como docentes, no podemos simplemente enviar contenidos y ejercicios, sino continuar con la innovación fuera del salón. Dada la circunstancia es necesario por lo menos una vez a la semana, un acercamiento personal. Una forma de hacerlo es mandar videos con saludos a nuestros alumnos, u organizar video chats con las familias. Esto les dará seguridad a tus alumnos, y podrán ver a sus compañeros.

Ante esta pandemia nos toca, en conclusión, proveer por medio de la tecnología los medios para contener a nuestra comunidad educativa: Una pedagogía de nos permita sentirnos cerca, aunque estemos aislados.


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